
El fresco mural descolorido, los restos de humedad en el enlucido.
Diseñada para revestir superficies en interiores —y, en ciertos casos, también en exteriores—, las grandes losas que forman la colección «Storie» son campos cerámicos en los que las mezclas de pigmentos, magistralmente organizadas, se expresan mediante gradaciones cromáticas con efectos sorprendentes, con una expresividad visual inspirada en la acción de lenta y fascinante atenuación con el paso del tiempo de los revoques y las decoraciones murales de la arquitectura tradicional italiana; en la delicada fluidez de sus colores, estas losas de gres porcelánico redefinen el estilo de una contemporaneidad elegante en ámbito cerámico.
CHIARA ALESSI: « Historias. Instantes, recuerdos, visiones.»
Los niños observan las paredes de la casa de campo, preguntan qué son aquellas grietas, si cada signo es un camino y si cada camino es una historia. Piensan que en aquellas burbujas que afloran viven seres en miniatura y que el enlucido se desconcha de la pared como las avalanchas de los glaciares. No se preguntan sobre el porqué de ciertos colores, pues aquellos colores no podían ser más que aquellos. Y cada centímetro cuadrado se convierte en la primera página de una aventura que renace a cada interrupción del dibujo. ¿Será por eso por lo que también hablamos de tramas y de trenzado cuando nos referimos a las texturas? Las paredes son historias, lo saben hasta los niños. No solo contienen aventuras, emociones, momentos, afectos y los graban en su superficie, sino que sus superficies dinámicas y activas generan nuevos imaginarios en los que perderse literalmente. La colección “Storie” de Giorgia Zanellato y Daniele Bortotto otorga una forma tridimensional a esta metáfora, traduciendo los humores, los afectos y los instantes que las paredes y los suelos de las viejas moradas italianas conservan y amarrándolos a un instante fijo. Los temas del tiempo, de las alteraciones que los cambios de estación y los fenómenos atmosféricos y humanos introducen en la materia, siempre han inspirado a los proyectistas: algunos han tratado de fijar esa materia, otros han encontrado subterfugios proyectivos para acogerla sin sufrirla, y otros la han acelerado, anticipado, orientado o recreado.
Zanellato y Bortotto realizan todas estas acciones juntas entablando un duelo con la Historia con la “H” mayúscula; un duelo en el que nunca queda claro quien se está imponiendo, si el proyecto o el objeto, si el hombre o la naturaleza, si la cultura o el tiempo. Y es esta tensión, probablemente, la que hace que los proyectos de “Storie” sean tan universales y significativos, tan íntimos y compartidos. El suelo es la única parte que podemos estar seguros que quien entre en nuestro hogar va a tocar; al mismo tiempo, es la parte más íntima y más impregnada de acaecimientos privados. Se dice: “tener los pies en el suelo”. Es una imagen de realismo pero también de reconocimiento de cuál es la situación, de cómo van las cosas. También la pared es una sinécdoque: es la parte por el todo que comunica una idea de solidez, de estratificación temporal, del paso de vidas. “Storie” le da forma a esta metáfora trazando una línea que une las máximas expresiones del clasicismo y de la contemporaneidad sofisticada de gusto y estilo. El dúo ha estudiado mucho para poder realizar este proyecto: las moradas italianas, las villas, los palacios nobiliarios, las casas rústicas y las viejas fábricas, que se convierten en fuente inagotable de motivos, colores, texturas y materias. Pero también la literatura, quizás de manera inconsciente, emerge en el paso por estos escenarios cuyo aspecto evoca el estetismo o el decadentismo, Wilde o D’Annunzio, Ruskin o Huysmans. “Storie” sería el terreno ideal en el que se movería Des Esseintes, el dandy de “À rebours” (“A contrapelo”). Así es, la colección manifiesta una relación primaria con los ámbitos teatrales, tanto por las historias, como hemos dicho, como por el marco escenográfico al que se prestan.
Es la representación de la vida que a un tiempo somos, hemos sido y querríamos seguir siendo. Resulta emocionante ver que esta visión proviene de los autores más jóvenes de la nueva era de CEDIT, que han decidido afrontar el tema más ancestral de manera desenvuelta y culta, aguda e indirecta, con un efecto penetrante que no tiene miedo, al menos aparentemente, de acometer historias varias, de la tipología que encaran, del catálogo que los alberga, de los autores que les han precedido ni, naturalmente, de las aventuras que atesoran las moradas reproducidas. El hecho de que se evoque Italia, en cambio, está en perfecta sintonía con el trabajo de la marca y de sus autores, viejos y nuevos: por la exaltación del proceso productivo en que se basa esta realización, por la relación con la tradición de la firma y sus lazos con el territorio, por la reivindicación culta y estratégica de las innovaciones que sabe introducir en el tratamiento de esta difícil materia.¿Un juego de niños? Sí, pero con aquella seriedad y capacidad de embelesamiento que solo ellos y ciertos proyectos tienen cuando saben transmitir una inmediatez de visión y sentimiento que los convierte en pequeñas novelas labradas en el cemento.