Una innata pasión por la belleza y una enorme determinación nos han llevado a desafiar los tópicos logrando transformar ese objeto funcional que todo el mundo llama azulejo en un elemento de diseño.
La búsqueda de la belleza forma parte del patrimonio genético del ser humano. En Florim este instinto en pro de la creatividad se funde con la pasión y se alía con la más moderna tecnología de fabricación para dar vida a un nuevo tipo de producto. Un proyecto moral no solo hermoso, sino también concebido para hacer que las personas se sientan a gusto en su espacio, y además con un bajo impacto medioambiental. Tenemos una larga historia que contar y muchas ganas de mirar adelante, hacia un futuro que apueste por la belleza, la innovación y la sostenibilidad.