
Un atlas de cromatismos que mezclar. La medida grande y sus submúltiplos.
Propuesta en seis colores codificados y dos acabados superficiales complementarios —natural y brillante—, la colección «Cromatica» es portadora de una reflexión sensible y original al dominó del color puro: las grandes losas de gres porcelánico esmaltado son campos donde el cociente cromático, en gradaciones pastel sutilmente mezcladas entre sí y ricas en variaciones de intensidad, se manifiesta con una multiplicación aparentemente infinita de tonos. Además de utilizar la losa en su formato de grandes dimensiones, es posible cortarla en formatos más pequeños para dar lugar a una colección abierta que no puede catalogarse a priori.
DOMITILLA DARDI: «ANALÓGICO, DIGITAL, CROMÁTICO. »
Studio Formafantasma trabaja en el mundo del diseño sobre la base de una sólida aptitud para la investigación. Cada uno de los proyectos constituye para Simone Farresin y Andrea Trimarchi una oportunidad de estudio y conocimiento y su propensión por la abstracción entra siempre en relación dialéctica con las situaciones que los nuevos encargos les plantean. Tanto si se trata de un material, como de un tipo o una forma de producción, la primera fase de su proceso proyectivo prevé un mapeo de todo lo que ese caso específico pone a su disposición.Así ha sido en la colaboración con CEDIT, en la que el punto de partida ha consistido en sondear el pasado y el presente de la empresa. No es casualidad que el lema que guía desde hace años la labor del dúo de diseñadores sea “Looking back to look forward”. En este caso, en particular, la historia de la empresa revela tesoros preciosos en los que la memoria se entrelaza con la técnica: por un lado, en efecto, tenemos la excelencia de las tecnologías de fabricación que hoy día se enriquecen gracias a las posibilidades directamente vinculadas a la ingenierización de la cerámica de formato grande; por el otro un bagaje de experiencias acumuladas con grandes autores en el pasado, de Zanuso a Noorda, hasta Ettore Sottsass. De este último —autor para CEDIT ya a partir de finales de los años setenta— Andrea y Simone estudian un muestrario, una paleta cromática que el maestro había desarrollado a finales de los años noventa. Un abanico de colores que servirán para identificar la colección “41 Colors” introducida en el catálogo en aquel período como un verdadero ábaco para dar lugar a un relato que ha dejado huella. El color fue algo más que un nexo necesario para establecer un diálogo entre el autor y la empresa. Desde mucho tiempo atrás Sottsass había visto que en el color reside el poder del misterio, de ese misterio tan propio del universo de la invención. Gran amante desde siempre de la cerámica y de su imprevisibilidad artesanal, el maestro con CEDIT encuentra un modo de transmitirle al gran público su sentido personal del color a través de la serie industrial.Y este punto de partida es sin duda un elemento que los Formafantasma han heredado, interpretándolo hoy con nuevos medios técnicos que, gracias a su eficiencia, pueden vehicular siempre los secretos del color. «El color “separado” —explicaba Sottsass en un texto de 1992— el color clasificado, el Pantone, como se denomina ahora el color separado, el color “científico” para mí no existe tampoco ahora. (...) Los colores y la idea del color se nos escapan por todas partes, se nos escapan a cámara lenta como las palabras, que siempre se nos escapan, como la poesía, que jamás se puede tener asida, como los relatos hermosos.» 1 Y precisamente de la distinción entre color “separado” y color “inasible” y difuso parecen arrancar los Formafantasma en su lectura. Pero lo hacen con su inigualable propensión a la exploración y con los medios técnicos del tercer milenio.«Este trabajo —nos explican— es una reflexión acerca del color y sobre todo sobre cómo incluir la multitud de tonos, típicos de la producción artesanal, en un proyecto a gran escala.»
Los diseñadores observan las grandes placas monocromas y se dirigen a los técnicos para que les cuenten los secretos y les describan las fases de la elaboración, los momentos del proceso productivo. Advierten que el color de la cerámica, su insondable secreto, se puede mantener también en la serie y en los formatos de grandes dimensiones, en los que la empresa es líder. Advierten que el color posee una potencia expresiva tal que no necesita ser canalizada en formas, motivos ni signos. Y sobre todo tratan la superficie como un lienzo enorme sobre el que extender el color puro, que tiende a la uniformidad, pero que en realidad nunca es un color, como se decía más arriba, “científico” ni totalmente monocromo: no es un Pantone. Y es aquí donde nace la genial intuición, la de los hijos del paso de la era analógica a la digital, la de quienes, como se ha explicado, saben alimentarse del pasado para mirar al futuro. Los diseñadores cortan la placa en numerosas porciones regulares, incluso de formatos diversos. La devuelven a la condición de “azulejo”, un nombre en desuso que suena a antiguo, pero que es módulo, unidad de medida, matriz generadora.No hay nada de nostálgico en esto, al contrario: la visión es completamente inédita, las porciones de placa derivadas de esta fragmentación se pueden volver a montar libremente, alterando la relación entre la unidad y el todo, revitalizando su esencia a partir de su estructura. Mezclando las cartas de la baraja se crea un dibujo que no es el de una figura ni el de un motivo, sino el del propio color y su naturaleza física. Este color es materia viva, se ha concebido por definición a partir de la suma de varias vibraciones, de la mezcla de porcentajes siempre variables de los ingredientes básicos. Y los Formafantasma nos transmiten la esencia corpuscular y subdividida de estos pequeños fotogramas de espacio y tiempo cristalizado que desvelan el código, la fórmula de su composición.Así Cromatica es una colección constituida por siete colores cuyas articulaciones y posibilidades compositivas en realidad son infinitas. Es un conjunto “discreto”, en la acepción matemática del término, capaz de generar subconjuntos múltiples y variables. Al mismo tiempo cada placa se puede utilizar en su entereza, dejando invariada la impresión de continuidad analógica. Sin embargo son el contraste y el diálogo entre las dos modalidades los que brindan un resultado verdaderamente asombroso: un auténtico huevo de Colón destinado a poner de manifiesto el misterio que la reproducción artificial del color siempre ha ejercido en el ser humano. Porque, como afirmaba siempre Sottsass, «los colores son lenguaje, son un material poderoso, mágico, inasible, flexible, continuo, con el que la existencia se declara, la existencia que late en el tiempo y en el espacio» .