El proyecto prevé la redistribución interna de los espacios de una fábrica situada en un complejo industrial; en la planta baja, se realizan varias zonas destinadas a los procesos de elaboración del taller artesanal, espacios de recepción con sala de reuniones y oficinas administrativas, mientras que la primera planta se dedica a la sala de exposición.
La gran pared totalmente acristalada amplía notablemente el espacio de la entrada y ofrece una clave de lectura diferente para la escalera interna, hecha de resina, que dirige con naturalidad la mirada del observador hacia el piso superior. La sala de exposición se contrapone a los grandes espacios rigurosos y minimalistas de la planta baja, ya que se han elegido colores cálidos y materiales naturales como la madera y el cuero, en contraste con los elementos de hierro oscuro.
El sistema de iluminación ha sido diseñado con grandes paneles revestidos de cuero y tiras de ledes integradas, para crear un techo falso luminoso.
En la partición vertical de la primera planta que asoma al espacio abierto de la planta inferior, se ha colocado un gran ventanal único de 6 metros para garantizar la continuidad visual entre los niveles de la sala de exposición y la zona de producción del taller artesanal. De esta forma, la trayectoria visual de la «creación» abarca desde la elaboración hasta el producto final.