Estamos convencidos de que nuestro trabajo no se limita a la dinámica industrial sino que ha de ir más allá de la lógica del negocio para entrar en el ámbito de la Corporate Social Responsibility (CSR) y de la ética de empresa. Con este enfoque Florim ha entrado en contacto con la Colección Peggy Guggenheim y ha dado vida a una nueva colaboración para apoyar y promover activamente un patrimonio artístico de extraordinaria belleza.
La atención dedicada a las personas, al arte y a la belleza también se transmiten por medio de los espacios de trabajo. Describimos nuestra sede a través de sus lugares. Un viaje, el de Florim, en el saber hacer italiano que contiene y explica los ingredientes que dan forma a nuestra idea de belleza.
Empezamos por el encuentro inesperado con una escultura de bronce, Il Cavallo de Mimmo Paladino. Emplazada en la entrada de la empresa, la obra recibe a los visitantes con un bravo saludo.
“Il Cavallo” de Mimmo Paladino
Se trata de una imponente obra de arte de bronce realizada por Mimmo Paladino, conocido exponente italiano de la transvanguardia. La transvanguardia es un movimiento artístico nacido hacia la segunda mitad de los años setenta a partir de un proyecto del crítico Achille Bonito Oliva en un contexto de crisis económica que caracterizó esta década y que moderó el optimismo productivo y cultural de Italia. Un movimiento de transición, de nomadismo cultural y recuperación de la pintura, se ha propuesto superar el lenguaje abstracto-conceptual de las neovanguardias mediante una vuelta a materiales y técnicas pictóricas tradicionales y una figuración de rasgos expresionistas, y en algunos casos con una recuperación de motivos y formas del pasado. La transvanguardia teorizaba una vuelta a la manualidad, a la alegría y a los colores de la pintura después de varios años de dominación del arte conceptual.